martes, 13 de septiembre de 2022

¿HAS PENSANDO EN ESTO?


¿Has pensado que todo un Dios, creador del universo,

que todo lo que existe lo sostiene,

más de siete mil millones de personas

en la tierra y de billones de galaxias

y un sinfín de estrellas que se extiende

por espacios de años luz sin término,

piensa en ti como si fueras un alma sola?

Sí, piensa en ti, te contempla siempre,

dialoga contigo, está pendiente

de ti y de todo lo tuyo,

como si nadie más existiera en la historia.


Está ocupado en lo tuyo, conoce hasta el número de tus cabellos,

cuánto aire respiras, tus pulsaciones, miedos

y preocupaciones. Sabe quién eres.

Qué amor tan portentoso,

que todo un Dios esté para ti, qué hermoso,

y de manera exclusiva, y que desde que estabas en el seno

de tu madre vio cómo crecías

y estuvo presente cuando nacías

y hasta el día de hoy está contemplándote,

bendiciéndote, amándote, perdonándote,

aceptándote tal y como eres.


¿No te consideras un ser dichoso, privilegiado, como nadie?

Así pasa con todos y cada uno, pero pocos se dan cuenta

de tan grande milagro. Donde vayas, pase lo que pase,

Él te seguirá amando de manera única, singular, eterna,

incondicional, y nunca estarás solo. Qué verdad tan bella.

Fuente: Libro CLAMOR ENTRE LLAMAS
Autor: Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

LA CODICIA.


Una de las causas más profundas de nuestra situación de degradación, corrupción, hambre y guerras, es la de la codicia: esa sed insaciable de tener, poseer, acaparar, dominar, extender dominios, llenarse de cosas, una especie de estómago mental sin fondo. Queremos más bienes materiales, títulos, fama, honores, para satisfacer un ego insaciable. De ahí la raíz de tantos conflictos, encontronazos, rupturas empresariales, políticas, religiosas, guerras que generan la destrucción del ser humano. Y cuando no tenemos lo que tanto ansiamos viene la envidia, el deseo de tener lo del otro, y cuando eso no es posible, inmediatamente viene una tendencia a destruir a la otra persona, acabando con su fama, su buen nombre, inclusive arrebatándole sus bienes de cualquier manera.

La codicia genera la unión con otros con iguales fines y la creación de redes de insaciables acaparadores que buscan la manera de tener más y repartirse el botín, como cuando en las guerras antiguas se vencía y se le quitaba al derrotado sus bienes y se los llevaban al país vencedor. De ahí también la esclavitud en una de sus modalidades, la de tener personas prisioneras del país vencido, a los que convertían en siervos. Esa unión, cuando el único fin es enriquecerse crea entidades de comercialización productora, bancaria, de bienes raíces, y otros gremios como inversionistas, inclusive cooperativas, cuyo único fin es aumentar el capital y repartirlo. Estas entidades buscan sus aliados en abogados, políticos, gobiernos, ejércitos, y otras fuerzas para protegerse. De ahí se crean estructuras socio políticas y económicas que contribuyen a promocionar una gran injusticia.

¿Cómo luchar contra eso? Purificando el alma a nivel personal y comunitario, y para eso evangelizar a tiempo y a destiempo, promoviendo un tipo de vida solidario, austero, fraterno, compasivo, que tenga en miras el bien común, el respeto a la dignidad humana y la inclusión con programas políticos y económicos de los más pobres de la sociedad. Y claro, queremos empresas bancarias, inversionistas, productores, comerciantes que trabajen para el bien común, y aunque tengan fines de lucro, y tienen todo el derecho como empresa privada, sean regulados pensando en las mayorías. Que sean personas conscientes de que hay que compartir, y para eso que sean justos y compasivos. Que se genere un capitalismo más humano, donde el sistema de la oferta y la demanda, el libre comercio, sea supervisado y encausado al desarrollo integral de la sociedad. Necesitamos inversionistas nobles y empleados, mano de obra, mientras más calificada mejor, que unidos ayuden a erradicar la pobreza extrema y escandalosa que nos domina y abochorna. Que se promueva el empleo, aún del menos instruido, para que las personas puedan con dignidad ganarse el pan de cada día.

Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.

domingo, 14 de agosto de 2022

ERES EL VERBO ENCARNADO


Oh Jesús, yo te reconozco a ti como el Cristo,
el ungido de Dios, el enviado del Padre,
quien asumió toda la realidad creada
como el Verbo al encarnarte.
Todo era tuyo desde el inicio,
el sol y la tierra amada,
al igual que todo el Universo
porque el Padre en ti lo hizo.
Y todo tuvo un comienzo
y no tendrá un fin en su esencia,
ya que todo lo muerto será levantado.
Cuando el ser humano por tu misericordia sea resucitado,
Entonces la creación, por estar contenida en tu encarnación,
toda ella será transformada.
Las galaxias con sus billones de estrellas,
las constelaciones y agujeros negros,
los animales de todas las especies y los glaciales,
los montes y los anchos valles,
todo lo que sea y haya existido, será glorificado.
Y entonces vendrá la gran reconciliación,
purificación plena, y el oso jugará con el cabrito,
el león con el venado, las espadas serán arados,
las armas de fuego se convertirán en rosas,
los golpes demoledores en abrazos tiernos,
los llantos en risas, las llagas en luces de colores,
la sangre derramada en manantial de bendiciones
y el hambre en gozo satisfecho.
Y estaremos para siempre contemplando al Dios viviente
en eternidad de cielo, embebidos en un resplandor incandescente,
luz divina, la Trinidad santa en plenitud jamás imaginada,
que veremos cuando nos revistamos de gloria con cuerpo transfigurado
y podamos quedar para siempre embelesados, de la verdad
y la belleza, del Dios eterno y siempre nuevo,
salvados de la aniquilación del pecado,
gracias a la sangre vertida por el redentor crucificado.
Y veremos la Jerusalén bajada del cielo, la esposa del Cordero,
toda la ciudad celeste de oro puro verdadero,
con la base de su muralla toda ella de piedras preciosas
las más bellas y variadas, y sus doce puertas de perlas hermosas,
donde no habrá templo porque Dios mismo lo será,
ni luz del sol ni de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina
y su lámpara es el Cordero. Y en verdad todo ojo lo verá.
Y allí no habrá noche, ni llanto ni lágrimas,
ni dolor alguno, y adorarán los inscritos en el libro de la vida
al Dios Padre, al Hijo y al Espíritu, unidos los bienaventurados
en un amor pleno y transfigurados.
Nunca olvidemos que hemos sido llamados,
con nuestro propio nombre, elegidos por el Señor,
para ser en la tierra anunciadores del Cristo muerto y resucitado,
el Dios encarnado,
en cualquier situación o circunstancia,
y que cuando venga la prueba y la persecución,
proclamar que Cristo es el Señor será señal de salvación.
Fuente: Libro CLAMOR ENTRE LLAMAS
Autor: Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

NO SEA UN TÍTERE DE NADIE



Una de las cosas que hacen los poderes del mundo y desde siempre es el de manipular a las personas para conseguir sus objetivos. Para eso usan la información tergiversada, generalmente para difamar o desprestigiar al enemigo, presentándolo como un monstruo, un peligro o amenaza para los demás. La información basada en la mentira siempre sugiere o afirma que lo que presenta el poder de turno es lo mejor. Que no hay otro mundo posible del que presenta quien tiene el poder. Confundir, tapar la realidad, presentar un mundo ficticio, impedir se descubran las cosas han sido técnicas de siempre.


Otra forma de manipular es a través del miedo. Creando inseguridad en cuanto a la libertad, pérdida de bienes o de la vida, el poder convertido en dictadura siempre está amenazando de muchas maneras, haciendo ver que tienen toda la capacidad para hundir, destruir a cualquiera. Hacen creer que conocen todo de los demás y que pueden acusar a cualquiera y condenarlo por conspiración o sublevación.


También otra forma de manipulación es llenar de bienes y privilegios a los que son serviles a un régimen dictatorial o inclusive a cualquier gobierno de turno. Esto prácticamente consiste en comprar conciencias para beneficio del que tiene el poder.


En el mundo hay poderes transnacionales que manejan información y bienes para manipular, ya sea para mantener una postura ideológica frente a algo, ya sea para consumir productos de manera casi irracional, o para cultivar miedos que impidan cambios. En el fondo tienden a uniformar mentalmente y en comportamientos a la humanidad.


Ante todo esto, veamos a Jesús. Nunca se dejó manipular por nadie. No cultivó miedos. Buscó la verdad siempre. Bueno, él era la verdad. No se dejó acomplejar por nadie. Nunca bajó la cabeza ante nadie. Ningún poder del mundo le hizo doblegar. Tenía a Dios padre como su Señor y al Reino como su meta en la tierra. Su misión era servir, salvar, hacernos hijos de Dios. Fue siempre libre ante los poderes reinantes. Vivió pobremente, sin apegos a nada ni a nadie. Se retiraba todos los días a orar, meditar, pensar. Buscaba el silencio. Mantenía su vida interior plena. Por eso su criterio era verdadero, objetivo, sereno, profundo, auténtico. Y compartía con sus amigos la verdad y los escuchaba. Sabía analizar los poderes del momento y ver en profundidad sus mentiras y malas intenciones.


Si lográramos imitar a Jesús en todo eso, nos permitiría no ser títeres de nadie. No dejaríamos se nos usara como instrumentos serviles para que otros consigan sus fines. Seríamos libres con un juicio crítico y sólido, capaces de generar respuestas a los problemas reales. Seríamos personas auténticas, gente pensante.


Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.

miércoles, 22 de junio de 2022

ERA UNA NIÑA QUE SE ENFRENTÓ A LA MUERTE


La niña llevaba colgada en la rama del árbol seis horas,
desde la medianoche hasta la aurora
cuando no pudo más y lloró, pero ningún vecino
salía por miedo a las balas hasta que se hizo de día.
Aquella noche se vieron en las sombras siete hombres
que a paso siniestro a una casa humilde se dirigían
en barrio grande y populoso. Iban a matar a otros,
todos jóvenes y un par de niños, unos ocho, que allí vivían.
Las ráfagas de las ametralladoras rompieron el silencio
y los gritos se oyeron lejos, hasta que vino una triste calma
y los cadáveres quedaron en el suelo y en una cama.

Cuando llegué ya unas monjas franciscanas estaban en la casa
y las autoridades examinaban el lugar de cruel desgracia,
y lo impactante fue descubrir una bebé viva debajo de 
dos muertos envuelta entre las sábanas y que milagrosamente 
no lloró cuando los monstruos asaltaban y mataban con rabia 
al resto. Era linda con sus ojos grandes y bellos,
como una perla cubierta de sangre y que reposaba
en los brazos de la monja que con ternura la besaba.
A esas dos niñas las cuidamos y escondimos
después de llevarlas al hospital y conseguimos
por medio de una señora que yo tanto admiro
que fueran adoptadas por ella y en otro lado están.

¿Y qué pasó? Hay posibles causas.
Sé que el odio entre las pandillas es muy notorio,
conflictos entre las grandes y también las pequeñas,
y todo por asunto de control de territorios,
negocios ilegales, venganzas, y por eso las matanzas.
Ser de una pandilla o de la otra es causa más que suficiente
para enfrentarse a tiros con otros. Me duele tanta crueldad.
Yo luché tanto por la paz entre las dos más grandes
y aunque se logró un acuerdo e intento de reconciliación
de las pandillas con el gobierno y la sociedad,
nada de esto prosperó por falta de apoyos, eso es verdad.

Me duele lo que les pasa a los niños en el mundo en que viven,
porque siempre son los que sufren el pecado de los mayores,
los que mueren víctimas del bombardeo de los aviones
en Siria, Afganistán, o en las dos grandes guerras mundiales,
en el medioevo sitiando ciudades y a punta de cañones
atacando a sus pobladores derribando sus torreones
matando a sangre y fuego a mujeres, y niños, ¡qué crueldades!

Hoy la injusticia los margina y los hunde en la pobreza extrema,
desnutridos y sin educación viven como almas en pena.
Los Herodes se asoman en la historia con sus cuchillas
para degollar y destrozar a estas criaturas indefensas,
dejando una estela de sangre en esta demoníaca escena
que se repite siglo tras siglo en el trágico teatro de la vida.
Fuente: Libro CLAMOR ENTRE LLAMAS
Autor: Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

HAY MUCHAS CLASES DE VIOLENCIA


Cuando el esposo maltrata a la esposa con frases hirientes, desprecios continuos, y la humilla inclusive delante de la gente, está siendo violento. La está golpeando interiormente. Está abriendo heridas en el alma que hará de esa mujer una acomplejada, que se desprecie a sí misma, que no desarrolle sus cualidades y además está dañando su alma con el resentimiento. Muchas veces porque hay hijos de por medio, la mujer aguanta y aguanta. Esa tortura psicológica es igualmente violenta como la tortura física experimentada por alguien. Y lo más probable es que la persona víctima de esa paliza física ha sido dañada menos en el alma que aquella señora maltratada psicológicamente.

Está la violencia institucional, como cuando gobiernos y sistemas económicos oprimen a la gente con mala distribución de las riquezas, grandes impuestos, bajos salarios, robos de las arcas del Estado, en definitiva injusticia y corrupción juntos y la gente deja de tener hospitales, escuelas, carreteras, y cada vez los pobres son más marginados. Eso es violencia, porque se les arranca de las manos su derecho a tener los bienes necesarios para vivir.

Está la violencia en los centros de educación cuando se maltrata a un estudiante con burlas y marginación, mofándose de defectos físicos o mentales, como también es violencia la malcriadez en el trato, el ser patán y chabacano. Es violencia cuando todo un sistema social y económico crea insensibilidad en el corazón de la gente centrándose en el individualismo más atroz, haciendo que se creen barreras invisibles pero reales donde los pobres son vistos como gente de segunda categoría, desechable y que no tienen derecho a los bienes que Dios ha querido darles.

Hay violencia cuando el pueblo no puede expresar su queja, su malestar, su dolor ante tantas injusticias. Cuando los medios de comunicación sirven a intereses creados de grupos de poder y silencian o deforman la verdad, convirtiendo la información en una forma de manipular la opinión pública. Todo eso es violencia porque de manera forzada se le arrebata al pueblo su derecho de expresar su pensamiento. Como también es violencia la manera en que se le impide al pueblo su derecho a saber la verdad.

La violencia como acto no tiene que ser necesariamente física para serlo. Claro que dañar el cuerpo de alguien es violencia, pero el alma, los sentimientos, las emociones y pensamientos, como la dignidad y los derechos humanos no se ven, pero son tan reales como el cuerpo. Y las heridas causadas son auténticas y manan otro tipo de sangre igualmente verdadera, causando daños muchas veces mortales. No seamos violentos de ninguna manera. Pidamos al Señor ser pacíficos, sabiendo que seremos llamados hijos de Dios los que trabajemos por la paz.

Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

EN CUANTO A LOS CRIOLLOS SE REFIERE


Vienen de la colonia, como hijos de españoles sin derecho a ocupar ilustres cargos, por no haber nacido en la Iberia, y por eso, más las causas justas, buscaron la independencia de nuestros pueblos sublevándose contra el imperio. Bolívar el más completo, arriesgado, entregado, el primero, el que más pensó en el pueblo esclavo, oprimido y maniatado, luchó con coraje y dejó su vida en pedazos en campos de guerra, exilios, enfermedades y traiciones, confiscados sus bienes y muriendo en Santa Marta pobre y abandonado.

Pero no todos fueron así. Al nacer las Repúblicas con guerras intestinas, sedientos de poder, como imperios de segunda, quisieron imitar al rey creando solapadamente monarquías familiares, usando la ley y los votos para enquistarse en sus tronos, presidencias vitalicias que pasarían a hijos y nietos, hermanos, primos, apoyados por milicias vendidas y políticos tracaleros, todos buscando su propio interés, mientras el pueblo permanecía atrasado y sin tener noticias del juego audaz y certero de familias aliadas para mantenerse en el poder.

Y luego se fueron emparentando y creando élites oligarcas, clase social de privilegiados de nobles sin títulos, estudiados sus hijos en países avanzados, formando empresas aliadas con el estado, negocios redondos acaparando tierras y cargos públicos y privados, sobresaliendo apellidos que con el tiempo se hicieron de alcurnia.Bendecidos como siempre por clérigos que vendieron bendiciones y ocuparon posiciones de altura por ser bien recomendados.

Y así los criollos formaron su casta y amasaron fortunas, despreciando a los pobres por ser indios o negros, campesinos o iletrados, atragantándose de bienes conseguidos con dudosas operaciones, lavando dinero, extendiendo sus grandes dominios, extirpando los bienes del pueblo y ocupando primeros puestos. En momentos crearon dictaduras y en eso superaron al imperio de los cuatro virreyes, teniendo en repúblicas dominadores de segunda, con ínfulas de reyes, falaces patriarcas que engañaban y explotaban a la gente con el poder de las armas.

Pero cuidado, no todos los criollos han sido así, ni mucho menos. Hemos tenido brillantes políticos, pensadores, escritores, abogados, militares, clérigos, médicos, ingenieros, campesinos y maestros, gente ilustre que se ha entregado al servicio del pueblo, y que son el orgullo de nuestra historia del mestizaje americano, y cuyos nombres han quedado grabados en el corazón nuestro. Y son muchos más que los otros que hemos mencionado, y que todos conocemos por su ejemplo heroico y valentía.

Pero está claro que sin Dios auténtico y en eso hemos faltado los clérigos, y sin principios profundos, aquellos criollos fueron un quiste enclavado en el corazón de nuestro pueblo, impidiendo el desarrollo reservado por el destino a nuestra América mestiza, donde hay tanta riqueza natural y humana, una misma fe y cultura, y gran entereza en el pueblo, que ha aguantado de todo esperando el trabajo fecundo de otros criollos, y de esos hay muchos, que han dado su vida por levantar a nuestra gente haciendo un nuevo mundo.

Bendito sea Dios, nosotros los criollos hijos de varias razas, nacimos en este continente dispuestos a levantarlo, y para eso nos comprometimos a no doblegarnos ante ningún poder y entregarnos en cuerpo y alma para hacer de esta tierra un vergel de paz, unidad y bonanza. Porque somos latinoamericanos y orgullosos de nuestra raza, combinación de sangre india, negra y europea, algo nuevo, que nació para ser alabanza de la gloria de Dios y defensa de este continente de esperanza, el nuevo mundo destinado por el Señor a impulsar a la humanidad por el camino recto y pleno.

Fuente: Libro CLAMOR ENTRE LLAMAS
Autor: Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

TRANSFORMARSE EN MONSTRUO.



Una de las cosas que más aprecia Satanás es transformar a un ángel en una bestia. Y ese es el
drama del ser humano: habiendo sido creado a imagen y semejanza de Dios, terminar hecho
un monstruo en la vida. En la primera guerra mundial se perdieron 20 millones de vidas entre
soldados y civiles y más de veinte millones de heridos, muchos de ellos lisiados de por vida. Se arruinaron las economías de muchos países y quedó el trauma post guerra a nivel de personas enfermas mentalmente y de mucha hambre. Y en la segunda guerra mundial se habla de unos 60 millones de personas muertas, mucho más civiles que soldados a consecuencia del
conflicto. Se emplearon en ambas guerras todo el dinero posible y lo mejor de la tecnología en
armas mortales: cañones, morteros, ametralladoras, rifles, bombas de todo tamaño, minas
terrestres y acuáticas, tanques, aviones, submarinos, barcos, armas químicas, llegando incluso
a bombas atómicas. Se cometieron los más horrendos crímenes de guerra, desde bombardeos
indiscriminados a tener los campos de concentración más horrendos de la historia. Luego las
guerras tribales en África, la guerra de Vietnam, las guerras civiles en muchos países. Sólo
España perdió un millón de vidas en la guerra civil. ¿Quién ha vencido en todas estas guerras?
Satanás. El ángel de la muerte, el mentiroso y envidioso, el que odia a Dios y por lo tanto a la
obra más grandiosa del Señor, que es el ser humano, es el victorioso. Ha transformado a
muchos millones en monstruos. No lo permitamos nosotros.

Es notable como el ser humano puede ser transformado en una máquina de guerra, en un ser
capaz de cometer los crímenes más horrendos. Y esto no solo a nivel personal, sino grupal,
comunitario. Y no es asunto de falta de educación, porque el pueblo más culto de Europa y del
mundo, en los años 40 fue Alemania. Y los campos de concentración eran auténticos infiernos.
De no haberse dado las guerras ese país sería hoy la potencia más grande del mundo por toda
su capacidad tecnológica, económica y de organización. Y aún con todo y sus derrotas es un
país de inmensas posibilidades hoy.

Cualquiera de nosotros puede ser transformado en un monstruo. Podemos alcanzar alturas
impresionantes de bondad, generosidad, amor, ser santos, pero también caer en las
situaciones más aberrantes de maldad. Es cuestión de oración y vigilancia y de alimentar al
ángel que llevamos dentro con la Palabra de Dios, los sacramentos, actos de misericordia,
pensamientos positivos, buenas amistades, para que crezca. Evitar alimentar a la bestia con
envidias, rencores, odios, soberbia, malos deseos, codicia, avaricia. Y recordar que con Dios
todo poderoso y glorioso todo esto es posible. 

Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.

sábado, 28 de mayo de 2022

EN CUANTO A LIDERAZGO SE REFIERE


Que hay escasez de líderes en el mundo,
que hay que buscarlos en lo más profundo
donde estén escondidos los intachables,
buenos, sinceros, los desapegados,
visionarios, perseverantes y abnegados,
hombres y mujeres de corazón sereno,
que motiven y conduzcan a lo pleno,
a tantos que necesitan ser iluminados.

Que no hay muchos, que son los menos,
porque abundan los encantados
por el becerro de oro que con sus cuernos
al embestirlos se hacen ávidos
del dinero y de la fama
y como embrujados
sólo actúan movidos por la plata,
vendiéndose al que más ofrezca
para que secuestren su conciencia.

Necesitamos líderes en todos los campos,
que tengan ideales de altura,
y que jamás tengan voraces amos
que los dominen como títeres sin ventura.
Que por desgracia hay vasta cultura
de compra y venta de conciencias,
y se crean así injustas estructuras
que oprimen a mayoría sin defensas,
dando poder a opresores
que logran fortunas inmensas,
mientras el pobre sufre dolores de parto
esperando la manifiesta presencia
de héroes valerosos,
que rompan las terribles cadenas
de la pobreza y de gran miseria.
Un líder de verdad va siempre el primero,
dando ejemplo de trabajo y esmero,
y sacrifica todo por cumplir sus ídeales
y derrocha fuerza y talento a caudales.

Es persona auténtica y sincera,
y con ilusión y amor se entrega
a luchar por el bien de los demás,
motivado por la compasión del que clama
justicia y en su camino deja una estela
de sudor, sangre, cansancio y lágrimas,
porque todo lo hace por el pueblo que él ama.
Necesitamos hombres y mujeres de valor
que suban la alta cuesta de la inmolación,
enarbolando la bandera de la liberación
de opresiones, hambre, torturas, y con amor
emprendan cruzadas que venzan el terror
y la maldad de los que oprimen y esclavizan
a los pueblos y que con saña victimizan
a la gente provocando mucho dolor.
Cuidado con los lobos con piel de oveja,
que se acercan con finura al rebaño
para atacarlo por la nuca con destreza
clavando los colmillos y haciendo tanto daño,
para descuartizarlo y abandonarlo,
dejando al indefenso pueblo arruinado.
Necesitamos héroes auténticos,
que ofrenden sus vidas por los pueblos,
que vayan siempre al frente de la gente
demostrando lo que dicen con los hechos,
porque el líder está dispuesto a dar el pecho,
toda su vida, su ser entero por la causa
que él vive y así mover la historia hacia adelante,
a su plenitud, que es la voluntad del Dios santo viviente.
Fuente: Libro CLAMOR ENTRE LLAMAS
Autor: Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

SEÑOR, ELLOS TE NECESITAN.




Señor, hay tanto drama con las parejas, matrimonios que se la pasan ofendiéndose, gritándose, dejándose de hablar, creando abismo entre dos almas y una soledad pasmosa que provoca dolor y lágrimas, llenando el ambiente de oscuridad y llanto. Hay en tantas parejas contiendas y resentimientos, frialdad e indiferencia, discusiones estériles que impregnan el hogar de tensión macabra, envenenándose ambos de ira y cólera, asfixiando las vidas inclusive de los niños, pobres creaturas inocentes que nadan por eso en un mar de desolación y espanto. Dios mío, donde hubo amor y pasión, ternura y diálogo, ahora reina la paz de los cementerios. ¡Qué drama más espantoso! Donde tú sembraste vida plena, alegría y esperanza, ahora hay tierra quemada y resquebrajada, desiertos donde caminan seres humanos muriendo de sed de amor y esperanza.


Matar el amor,  especialidad de Satanás, que provoca en las parejas incomprensión, recelos, sospechas, rencores y odios, eso es lo que se va dando en esta batalla entre el bien y el mal, donde las tinieblas quieren arrancar toda señal de vida en el hogar. Parejas que antes vivían el entusiasmo del encuentro de dos almas que se hacían una sola carne, en sintonía y completándose el uno en el otro, viven ahora la tragedia de la muerte lenta de todo lo que era vida y luminosidad, apagando el fuego del amor, terminando en cenizas como un bosque incendiado.


Señor, te pido por esas parejas, llega donde todas ellas, extiende tu mano poderosa y misericordiosa, sana las heridas, ablanda los corazones, que empiecen a perdonarse, a reconciliarse y a verse como la primera vez, con ternura y delicadeza, con atención y respeto. Que olviden las ofensas, que dialoguen con calma, que aprendan a escucharse, a meterse dentro del otro, a comprender y entenderse. Señor, que se dediquen tiempo de calidad para estar juntos y apartados de cualquier ruido, vuelvan a contemplar el alma de cada uno, y a bucear dentro del corazón del otro, y captar sus aspiraciones, miedos, dolores, angustias, esperanzas e ilusiones. Y a abrazarse el uno al otro, sintiendo la presencia del que es cónyuge, amante, compañero y amigo, porque todo eso son las parejas que se aman, mientras se acompañan en el camino de la vida, ayudándose mutuamente, esperando el final del trayecto, donde se encontrarán, cada uno en su momento, con el buen Dios, tú Señor nuestro, que los esperas con los brazos abiertos. 


Señor, Dios mío, te pido que eches fuera de las casas toda presencia del maligno, el que siembra discordia, división, pelea y busca destruir toda vida familiar. Que venza el amor en todos los hogares, amén.


Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.



sábado, 9 de abril de 2022

EL QUINTO EVANGELIO Y LA OCTAVA PALABRA


Quiero que sepas que hay un quinto evangelio
que es según tu nombre, y es que el decide tu salvación,
porque en él tú respondes a la gracia divina del cielo
como Pilatos o como Juan, como Judas o como Pedro,
o como Magdalena después de su conversión.
Ese lo escribes tú mismo, con la gracia o con el pecado,
con el amor o con el odio, con la misericordia o el desprecio,
aceptando o no que Cristo pagó con su sangre el precio
de tu rescate, derribando los barrotes de tu infierno.
Allí vas escribiendo día a día la historia de tu relación
con el Dios de la vida, tejiendo tu santidad o tu condenación,
dependiendo de cómo respondas al amor de Dios.
Y hay una octava Palabra dicha por Jesús en la Pasión,
después de exclamar “en tus manos encomiendo mi Espíritu”,
descrita como un grito desgarrador y profundo,
y es tu nombre pronunciado con divina compasión,
y que fue escuchado hasta en lo más recóndito del mundo,
cuando Jesús dijo que por ti moría, que por ti su sangre vertía.
por lo que Él inmolaba todo su ser por quien Él se desvivía.
Recuerda pues que su última palabra eres tú mismo en su corazón
amantísimo, por quien derramó hasta la última gota de sangre ese día.

Fuente: Libro CLAMOR ENTRE LLAMAS
Autor: Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

¿QUÉ VIÓ JESÚS CUANDO VINO?



¿Qué cómo encontró el Señor al mundo cuando vino? Lo vio con las mismas tendencias pecaminosas de hoy. Un afán por tener y poseer de todo y pasando por encima a los demás. Por eso las guerras para ampliar territorios conquistados. Luchas intestinas para lograr el poder. Pelear para ser el primero. Destacar por encima de todo. Un emperador era un semi dios. Una vanidad terrible que hacía llenarse las cortes de los imperios de una gran fastuosidad. Los lujos más impresionantes; joyas, vestidos y toda clase de adornos. Construcciones palaciegas las más grandes. Un desprecio por la vida, por lo que se justificaban todos los crímenes, sea por los dioses, por la seguridad de los imperios, por defender el honor supuestamente ultrajado, o porque impedían la expansión del poder. La vida no valía nada. Un crear, inventar divinidades que bendecían los imperios, que actuaban en favor de los reyes y emperadores. Una tendencia a sacralizar lugares como centros de manifestaciones de las divinidades y ocupados y protegidos por personas supuestamente escogidas para administrarlos. Un creer que la propia nación o reino era superior a las otras, inclusive creyendo que las divinidades las escogían como pueblos privilegiados. Un afán de venganza que justificaba toda clase de atropellos para saciar el odio contenido. Una tendencia muy pronunciada a callar la voz de la conciencia, del Espíritu que se manifiesta en todas partes y culturas, que recordaba que la vida es sagrada, que somos simples seres mortales, que todo pasa y nada queda, que la muerte llega, que hay que respetar los derechos de los demás, que hay que ser solidarios, misericordiosos, no acaparar lo que pertenece a otro. Que la paz es un gran valor.


Todo esto está escrito en nuestros corazones, porque fuimos creados por Dios. Desde nuestros primeros padres hay una ley impresa en nuestros corazones que es la del amor, porque estamos hechos a imagen y semejanza del Señor. Jesús se encuentra con este drama y comienza a evangelizar. Todo el Evangelio contiene las respuestas a los desórdenes humanos. Lo vemos en las Bienaventuranzas, el Padre nuestro, las parábolas, los múltiples consejos y mandatos que da. En su forma de vivir y actuar. En las curaciones y exorcismos. En la manera en que sufre el suplicio del juicio injusto, las torturas y en su pasión y muerte en Cruz. Toda su vida desde que nace en Belén hasta que muere y resucita es un mensaje para curar nuestras

enfermedades del alma.


Por eso el camino es de la imitación de Cristo, tanto en sus actitudes y comportamientos, y en el seguimiento de sus mandatos. Hacerlo es asegurarnos seguir el sendero de la salvación.

EL CAMINO HACIA EL INTERIOR DE UNO.


El mal terrible de la superficialidad ha destruido todo avance de la humanidad. Y que es a más vacío interior, a menos capacidad de interiorización, a menos meditar y pensar, más fácilmente uno se hace presa de la manipulación de fuerzas exteriores que te van hundiendo. Y cuando es toda una comunidad, un pueblo, una nación que flota en el mar de la superficialidad, más es manejada la colectividad como marionetas o títeres, ya sea por la mentira, el miedo, las ilusiones no reales, o la seducción de gratificaciones momentáneas. Los medios de comunicación alteran la conciencia de las personas presentando escenarios falsos, medio verdades, creando visiones distorsionadas de la realidad. Además se crean necesidades no auténticas, ocasionando un consumismo y materialismo enfermizo. Hay por lo tanto “una inmunidad de rebaño” no al virus, sino a toda verdad, y la “verdad nos hace libres”.

Los pueblos que actúan como borregos son llevados al despeñadero. Pasó con el pueblo alemán, el más adelantado de la época, cuando fue conducido al abismo por un loco llamado Hitler. Pasa con todos fanatismos que ocasionan los peores crímenes. Por lo que hay un camino para la liberación de los pueblos; enseñar a pensar, a analizar, a interiorizarse, a meterse dentro de uno y desde allí promover una conciencia lúcida de la realidad. Para eso la educación, la lectura, la oración, la búsqueda del silencio y la soledad. El ir controlando los ruidos, apagándolos, tanto los exteriores como los interiores.

La persona tiene que ir fabricando su propio oasis de paz, creando un ambiente adecuado para pensar, meditar, orar. Y para eso es necesaria la soledad y el silencio. Y dentro de sí, construir su monasterio interior. Apagar las voces que continuamente nos hablan por dentro, esos mensajes que nos damos a cada rato: “haz esto, busca, quiero aquello como sea, reclama, odia, desea, mira que malo aquél, no te dejes, recuerda aquello malo que pasó, gana más, qué asco, no perdono, qué desgraciado.”

Ir hacia dentro, cada vez más, para escuchar la voz de Dios en ti. Porque en lo más dentro de tu alma está el Señor. Él te fundamenta, te sostiene, te anima, te bendice, te ilumina. Y Él quiere decirte tantas cosas. Pero no lo puedes oír con tanto ruido. El gran drama nuestro es que estamos sordos a la voz del Señor. Y a nosotros mismos. No tenemos conciencia del misterio que nos envuelve, en el que estamos sumergidos, la misma presencia del Dios bueno y santo, la santísima Trinidad. Vivimos superficialmente.

Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

EL QUE ROBA AL PUEBLO


Aquél que roba al pueblo,

a la gente ocupando un puesto sin trabajar,

podría compararlo al delincuente

que a mano armada asalta

y arrebata a quien tiene la plata.

Porque el que de funcionario se disfraza

y va y dice que trabaja,

pero no hace nada y está nombrado

por ser familiar del que el poder tiene,

o es asesor del político dirigente

y va dos veces al mes al ministerio

y dice cuatro sandeces

con aires de sabihondo,

cobrando un gran sueldo,

se lo digo y repito, es tan delincuente

como el asaltante armado,

nada más que de cuello blanco,

y su arma es su inmoral nombramiento.

Hay muchas maneras de robar,

y todas son inmorales,

pero la picardía del que sin trabajar

cobra sin hacer nada,

y vive gastando dólares

viviendo como un rajá,

sinvergüenza ese papanatas,

preso debería estar,

junto a los que asaltan,

porque al final es lo mismo,

quitar lo que no les pertenece,

tener lo que no se merece.

Qué gran cinismo,

vagos exhibiendo bienes

adquiridos sin hacer nada.


Fuente: Libro CLAMOR ENTRE LLAMAS
Autor: Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

JOSÉ EDUARDO Y SU HIJO

Había intenso sol y el ambiente pesado en esa ciudad industrial y en un banco mucho movimiento y un ser malo y astuto vigilaba a dos hombres...