viernes, 28 de mayo de 2021

CAUDILLOS DE AMÉRICA



Hemos tenido en América caudillos a caudales, algunos dieron bonanza, otros en cambio metralla. Caudillos de pacotilla, disfrazados de generales, héroes de mentirillas cargados de medallas, rodeados de vividores, hartones comensales de los bienes del pueblo, serviles canallas que adularon con sus cuentos a esos farsantes, y entre ellos curas que bendijeron sus patrañas.

También los ha habido, caudillos civiles con saco y corbata, con aires de sabios, pícaros que dicen aman al pueblo, que con arte de demagogos sedujeron a las masas y actuaron con aspecto de patricios intachables, cuando detrás de su teatro montado amasaban fortunas que depositaban en bancos de otros lares. También repartían en nombre de la paz a mansalva a sus opositores, cantidad de cárcel y bastante bala.

Los unos y los otros, ayer y hoy, siguen engañando a la gente con propaganda atractivamente preparada, presentando hechos complacientes que confunden a las mentes de pueblos iletrados que tonta e ingenuamente las historietas de fantasías con ansias se hartan. Porque hoy siguen, con otro estilo, certeramente llevando a los pueblos a su propia muerte política y económicamente, oprimiendo libertades, sepultando la justicia y asfixiando sus bondades.

Pero oigan, hemos tenido caudillos ejemplares: Bolívar el liberador, San Martín, Sucre, Santander, Hidalgo, Morazán, Martí, que por la patria Grande lucharon. Victoriano Lorenzo, Juan Santamaría, José Cecilio del Valle, Emiliano Zapata sentían el dolor de ver a su gente por tiranos herida y al igual que Tomás Ruiz y Manuel Amador Guerrero, vivieron el ideal de dar la libertad removiendo el hierro del yugo de la opresión que sus pueblos sufrían.

Pero hoy necesitamos hombres y mujeres estadistas, preparados en la ciencia y curtidos en la política, decentes y patriotas, insobornables y capaces, rodeados de gente competente, emprendiendo la cruzada de defender al pueblo de aves rapaces que por siglos depredaron sus bienes, consumiendo lo que a su paso encontraban como ratas voraces.

Ya no es tiempo de caudillos con estilo de monarcas, sino de hombres y mujeres que congreguen a los pueblos en torno a ideales y programas viables de gobierno, que promuevan educación y empleo que amplíen las arcas, producción y servicios públicos modelos de desarrollo, para hacer de nuestra América el continente de la bonanza. Necesitamos líderes auténticos que nos llenen de esperanza.

Fuente: Libro CLAMOR ENTRE LLAMAS
Autor: Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

DESDE LO HONDO A TI GRITO SEÑOR.


Señor, desde lo hondo de mi alma te pido, te suplico, te apiades de la humanidad y de mí. Todos hemos pecado. Llevamos en la sangre la maldad y el engaño. Nacemos con la tendencia a cometer el mal, y crecemos en ambientes cargados de iniquidad. La cultura reinante nos lleva a vivir con la locura de tener y poseer, de apartar a codazos al que se interponga en el camino, porque nuestra meta es enriquecernos a costa del próximo y escalar los primeros puestos y saciar nuestra vanidad y supuestamente pasar felices el resto de los años. Y no hay tal felicidad si a lo largo de la vida hemos dejado un reguero de fechorías por haber expoliado de sus bienes a los más inocentes, empobreciéndolos y humillándolos, amparándonos en inicuas leyes que favorecen al más fuerte y aniquilan al que menos puede. 

La conciencia nunca se deja vencer porque es tu voz y en cualquier momento de silencio emerge con fuerza y nos grita: ladrones, usureros, explotadores, engañadores del pueblo, el dolor de los más pobres será su acusador en el día del juicio. Sí, del juicio final, porque en ese no hay impunidad ni sobornos, ni mentiras que venzan, porque la verdad impera en la tarde la vida, cuando en el ocaso de nuestra existencia Dios que nunca duerme y siempre vela, descubra nuestra miseria humana envuelta en perfumes, sacos y corbatas, carros finos y otras vanidades, que escondían la podredumbre en que vivíamos.

Ese es el gran mal de nuestros países, la corrupción, que lleva a la gente a engañar, fabricar trampas, cometer iniquidades. Señor, aquí estamos, hechos del mismo barro. Necesitamos de tu presencia, de tu divino aliento que es el Espíritu Santo, de la sangre poderosa y redentora del Cristo hijo tuyo y de tu misericordia oh Padre. Solos no podemos. Nos seduce el dinero, el placer, el poder, la fama. Son dioses atractivos pero asquerosos, hermosos pero venenosos, como culebra que aparece con piel reluciente, brillante y que enroscada pareciera inofensiva, pero cuando hinca los colmillos inocula el veneno y nos paraliza y mata. Danos discernimiento, capacidad para ver y analizar el bien y el mal. Danos la fuerza para decir no, apartarnos de la tentación, huir del momento malo, de la ocasión dañina. Ten piedad de nosotros Señor.

Y te pedimos por los más pobres, los que no levantan cabeza, los que por generaciones han sido explotados, marginados y de los que solo se acuerdan para buscar el voto en las elecciones. Que venga ya un Reino de justicia, solidaridad e inclusión y desaparezcan tanta hambre y dolor. Señor, ayúdanos a vencer nuestro egoísmo y danos tu perdón.

Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.

BABILONIA, LA GRAN CRIMINAL


Has existido siempre, Babilonia la gran criminal, y tus amantes de todas las épocas te han defendido, porque han vivido de ti y te han complacido, ofrendándote sangre de mártires y santos, que en tu embriaguez constante has bebido, y con tus encantos de riqueza a tantos has llevado hasta tu lecho y seducido.
Montada en la bestia has recorrido cielos y mares exhibiendo tus poderes y erigiendo tus altares para que te adoren los sedientos de placer y dinero, poniendo en la frente de ellos el número maldito, el tres veces seis, para anunciar que solamente ellos podrán comprar y tener lo que quieran en tu reino temido llenándose de privilegios por acostarse contigo.
Orgullosa y engreída representas todos los sistemas de cualquier ideología, que crean élites y privilegios, que adoran los dioses del mundo, elevando a regio la basura de los ídolos, repitiendo el mismo lema: Que el que ama el poder y la fama, el placer y la riqueza, Dios no interesa y por eso actuemos con la mayor vileza.
Entre los mercaderes del negocio que enriquece a unos Y empobrece a muchos, hay generales y coroneles, empresarios y comerciantes, banqueros y terratenientes, mafiosos de la droga y contrabandistas, y ninguno deja de participar en los mismos burdeles de la Babilonia criminal, donde se revuelcan y comen del banquete que la asquerosa prostituta ofrece.
Y nunca han de faltar a la mesa líderes de las Iglesias que dejaron a Dios por las riquezas, tapando su indecencia con ropajes de rezos a porfía, demostrando ante el dolor del pobre su indiferencia. Pero si creen que no hay políticos en esta soez orgía, ellos son los especialistas en vender al mejor postor su conciencia, apoyados por periodistas y publicistas que con mucho arte disimulan su obsesión por el dinero, su gran demencia.
Babilonia criminal, que encima de la bestia de color escarlata te paseas con tus inmundicias buscando seguidores, enamoras a multinacionales para que exploten a países pobres y creen imperios que extraigan el estaño y la esmeralda, el petróleo y la madera, el algodón y el cobre, seduces con astucia a la gente con tu tentador oro y plata.
Pero tu final ya está cerca lo dice la Palabra, tus mismos seguidores y la maldad que te domina, la bestia y el falso profeta, todos te destruirán y serán también vencidos, castigados por haberte seguido, hundidos todos en el fondo del infierno, donde será el crujir de dientes y el llanto sin sentido.
Babilonia criminal, tu tiempo de vida está contado, y el hacha está puesta en la raíz del árbol para ser cortado. No confíes mucho en tus riquezas ni en tu inmenso poderío, porque todo eso será como paja echada al fuego, como casas construidas sobre arena que se lleva el furioso río. Todos los que se acostaron en tu inmundo lecho, y manejaron dinero sucio negociado en la tramposa banca, y promovieron la prostitución, el narcotráfico, la trata de blancas, la explotación salvaje del pobre con el mayor desprecio, dictaduras asesinas que mataron millares a mansalva, juicios fraudulentos que hundía a buenos y a criminales salvaba, todos los que tienen sus manos con sangre inocente manchada, se la verán con el Dios santo y no escaparán de la eterna condena, desde hace siglos ya en el Apocalipsis anunciada.
Pero también para tus seguidores hay palabras de consuelo del Cristo bueno y santo, que hay posibilidad de perdón si se arrepienten y se convierten, sufriendo con dolor el pecado cometido, postrados en el duro suelo, llorando los pecados, luchando por salvar el planeta agredido con las armas de la justicia, solidaridad, fe y amor.
Fuente: Libro CLAMOR ENTRE LLAMAS
Autor: Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

¿JESÚS, POR QUÉ NACISTE ALLÍ?


¿Por qué naciste allí? Si Dios tiene todo el poder y la gloria y muchos cristianos proclaman que no nacimos para ser pobres, sino que la prosperidad es señal de bendición, de que Dios está contigo, ¿por qué naciste pobre y casi miserable? Una cueva fue tu casa, en una noche fría, y tu madre campesina con José, quien te adoptó, tuvieron que limpiarla apresurados, porque pronto nacerías. Y sabemos hoy día lo que son las bacterias, que hasta en los mejores hospitales se llevan vidas, y ese lugar, morada propia de animales y forajidos, hasta de leprosos y otros transeúntes, no era sitio para nacer y reposar un niño. Las bacterias quedan pegadas en las paredes de piedra, haciendo nido en el musgo y en la hierba, y nunca falta además la visita de una víbora y de algún animal depredador en un lugar abierto.

¿Por qué naciste en ese lugar? Ni el calor despedido de los animales, la mula y el buey, ni la hoguera que encendió José, apaciguaban el rabioso frío, mientras en las casas, sobre todo el palacio del rey, un calorcito rico acogía el nacimiento de un niño como lo manda la naturaleza y su ley. ¿Y por cierto, si ese niño era el Dios con nosotros, por qué el Señor no se tomó el castillo de Herodes y puso sirvientes y guardias, las mejores condiciones para que naciera allí semejante Rey?

El niño Jesús, por miedo a ser asesinado, fue llevado por sus padres como refugiado a Egipto, donde vivió pobre y marginado en un ghetto judío. Allí fue despreciado por los egipcios como niño de país atrasado. Y luego su infancia y juventud viviendo como artesanos pobres de la carpintería en casa sencilla de campesinos en Nazaret. Nunca tuvo palacios, ni sobraba el dinero, ni hubo indicios de prosperidad como tanto la proclaman algunos, como indicio de que Dios está con uno.

Jesús nació en una cueva para identificarse con los más pobres, los despreciados de siempre, los que no tienen “donde reclinar su cabeza”. Esos, los desamparados, que son millones y millones, que no reciben ni las migajas que caen de la mesa de los que tienen. Nació y vivió pobre para identificarse con los miserables, y hacerles que ver que no están solos. Que todo sufrimiento de ellos es el suyo, y que no quedará sin consuelo y alivio. Y que la verdadera prosperidad es vivir en santidad, amando sin esperar recompensa, y de Dios esperando su misericordia y providencia. Y que medir en uno la presencia de Dios por el dinero que se tiene va en contra del Evangelio. Nació pobre para decirnos que la dignidad no depende la cuna donde se nazca.

Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

JOSÉ EDUARDO Y SU HIJO

Había intenso sol y el ambiente pesado en esa ciudad industrial y en un banco mucho movimiento y un ser malo y astuto vigilaba a dos hombres...