martes, 17 de abril de 2018

¿QUÉ ES LA VIDA?


LA VIDA ES UN DON DE DIOS Y ES SAGRADA.  Este concepto tan inherente a la espiritualidad hindú y budista y vivida también por nuestra cultura indígena latinoamericana, ha sido proclamado siempre por el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y la Iglesia lo cree firmemente.  Pero en la práctica hemos tenido tantos infortunios  históricos, en parte por los conflictos bélicos entre naciones y aún entre religiones, en donde se han bendecido las guerras y sus armas, desde las espadas y lanzas, pasando por los tanques y aviones, y se ha pedido la intervención divina para que gane alguno de los contendientes, cosa que implica la destrucción del contrario.
SE HA EMPLEADO EL CONCEPTO DE GUERRA JUSTA  y algunas veces de “santa guerra” y se ha satanizado al contendor. Siempre “el otro” es el agresor y merece ser derrotado, pidiendo el auxilio divino. Ejemplo: Las guerras entre musulmanes e hindúes que hicieron sufrir tanto a Gandhi y lo llevó a sus extremas huelgas de hambre,  o entre el Islam y la Europa medieval católica; también el papado, en algunos momentos, contra reyes europeos, pasando por los conflictos entre muchos grupos indígenas en la América precolombina, o entre los europeos católicos y los pueblos indios de América, o las terribles y sangrientas luchas tribales en África. En la guerra civil norteamericana, los del norte y los del sur invocaban al Dios cristiano, al igual que en las dos guerras mundiales, se enfrentaron cristianos siempre pidiendo el apoyo de Dios y con sus capellanes bendiciéndolos. Todos oraban y se lanzaban entonces a  destruirse. Se justificaba el matar y hasta en nombre de Dios, sea en guerra o después con la pena de muerte y siempre, supuestamente bendecidos por el poder divino.
HAY UNA ANÉCDOTA HISTÓRICA  en la primera guerra mundial en un frente  en el que  combatían los alemanes contra los ingleses y escoceses.  En la noche de navidad en una pequeña tregua,  se escuchaban en ambos ejércitos atrincherados la canción “Noche de paz” en sus lenguas e inclusive con las gaitas escocesas…un soldado alemán, embriagado,  sale de la trinchera con una botella de licor y comienza a caminar hacia el otro frente cantando y para sorpresa de todos, un par de ingleses hacen lo mismo.  Total, al final terminaron jugando fútbol tres días los soldados que eran enemigos entre sí. Eran jóvenes de 18 a 27 años, fraternizando y olvidando momentáneamente lo horroroso de esas guerras absurdas.  Después, por orden de sus altos jefes al enterarse del suceso, reanudaron los combates y siguieron matándose sin saber porqué. 
¿Y QUE PENSARÁ DIOS? Esta pregunta parecería sobrar, pensando que Dios siempre está a favor de los buenos y los protege.  Es común en los salmos leer peticiones para que Dios intervenga y derrote a los enemigos que agreden a los  buenos.  Por otro lado siempre  tendemos a ponernos, todos, en la fila de los buenos y a sentir que “el otro” está equivocado y  es el malo Pero, una pregunta: ¿quiénes son y dónde están los buenos?  Segundo: ¿Dios quiere que los supuestamente buenos luchen y destruyan al contrario para demostrar que son buenos y que Dios está con ellos?  Vuelvo  a preguntar: ¿y qué pensará y querrá Dios?   Creo que él dice que todos somos buenos porque fuimos creados por Él y no quiere que nos matemos por ninguna razón y que debemos buscar formas adecuadas para resolver nuestros conflictos, sin llegar jamás a derramar la sangre de nadie. Este será el gran reto del siglo XXI, superar las guerras y lograr la civilización del amor.
PERO VEAMOS MÁS PROFUNDAMENTE QUÉ QUIERE DIOS: Primero,  desde el Nuevo Testamento, revelación suprema, ya que la Palabra se hizo carne,   se manifiesta que toda vida es sagrada y merece respeto y protegerla es señal de estar con Dios.  Segundo, en toda vida hay presencia y manifestación divina, por lo que Dios está en todo y en especial en los seres humanos. Lo que hagamos a alguien se lo hacemos al Señor.  Este principio es vital en el Nuevo Testamento, al extremo de que nos jugamos la vida eterna de acuerdo a cómo tratemos a los seres humanos. Aplicar este concepto al respeto a la naturaleza nos convertiría en defensores genuinos de nuestros bosques, ríos y mares.  Tercero, el auténtico culto a Dios implica no solamente las oraciones y demás ritos litúrgicos necesarios para nuestra vida espiritual, basados en lo esencial que es  la Palabra y los Sacramentos, sino  también la defensa del pobre, del marginado y excluido y su promoción humana.
POR ESO LA IMPORTANCIA DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA  y la pastoral social, además de la evangelización intensa.   Conceptos como el de la dignidad humana, el respeto a la vida y al Bien Común,  la solidaridad  y la comunión en la diversidad, respetando la opinión de los que no piensan como uno, (tolerancia y diálogo), hasta el de la austeridad y sencillez de vida para no acaparar bienes innecesarios, como el de promover una economía solidaria, donde los más pobres se puedan organizar en micro empresas, cooperativas y demás, todo eso es parte del trabajo  y misión de la Iglesia.  
LA IGLESIA, EN CONSTANTE PURIFICACIÓN, acepta los fallos en su pasado y pide perdón por eso y busca vivir más intensamente el Evangelio.  Por eso lucha en favor de la vida en todas sus manifestaciones y defiende los derechos de todos, tanto de los pobres y discapacitados, los presos e indocumentados, las mujeres y los niños abandonados  y está en contra de la pena de muerte, el aborto y la eutanasia y de toda injusticia social, marginación y exclusión. Es una constante de la Iglesia la asistencia a los pobres y ha sido y es la institución que en el mundo tiene más entidades a favor de todos los que sufren en todas sus variadas manifestaciones.  Un simple ejemplo: Hoy  día, las hermanas de Calcuta están dedicadas, entre otras cosas a los enfermos del sida y los hermanos de San Juan de Dios, siguen asistiendo, al igual que hace cinco siglos a los enfermos mentales.
¿CÓMO TOMAR CONCIENCIA EN NUESTRA HONDURAS con un promedio de 82 asesinatos por cada cien mil habitantes, de que la vida es sagrada?  ¿Cómo detener esta ola irracional y casi diabólica de violencia que enluta diariamente a unas 19 familias?  Esa es nuestra tarea y reto; crear una nueva cultura de la paz, del respeto a la vida y de la solidaridad, donde todos amemos la vida y la defendamos, asegurando un mejor futuro para todos los que habiten en esta hermosa  pero sufrida tierra.
PARA ESO HAY QUE EVANGELIZAR  a tiempo y destiempo, usando todos los medios posibles y seguir promoviendo la caridad inteligente en todas nuestras parroquias y orar con insistencia por la paz de nuestro pueblo.  De hecho estamos viviendo un tiempo de una irracional y  aberrante violencia, casi diabólica, y sabemos que nuestra lucha es contra poderes infernales y solo el Poder Divino es infinitamente más grande que el mal. 
TAMBIÉN TENEMOS QUE SANAR NUESTRA MENTE ENFERMA, porque volviendo al principio de nuestra exposición, tenemos ya los síntomas propios de pueblos en situación de guerra: miedo colectivo y odio acérrimo al que nos agrede; Buscar cómo atacar al contrario  en venganza y reducirlo a cenizas aplicando un concepto de justicia al margen de la ley por la impunidad que hay; acostumbrarse a la muerte violenta viéndola como algo natural; crecimiento de una cultura de la muerte, donde uno ya se convierte en un virtual combatiente que desea la muerte de “los otros”, de los considerados “malos”, sin analizar las causas del porqué hay tanta delincuencia y tanta destrucción.  Debemos presentar personal y comunitariamente una cultura de la reconciliación. Debemos ser mensajeros de la paz, viviéndola intensamente.  Este es un momento decisivo en nuestra patria y todos tenemos que promover la civilización del amor.  No es nada fácil, solo con el poder divino es posible.

Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f. 

lunes, 2 de abril de 2018

ES CUESTION DE IDENTIDAD...



Cada vez que aparece una crisis personal, hay que recurrir a la pregunta: ¿y quién soy yo? Y responder afirmativamente: “Soy alguien especial, extremadamente importante a los ojos de Dios, con una misión trascendente, ser alabanza de la gloria de Dios, construir el Reino del Señor en la tierra, ayudar a cambiar el mundo”; una respuesta de esta categoría hará la diferencia para salir airoso en cualquier dificultad. Uno de los síntomas claros de deterioro personal es el de sentirse un desconocido con uno mismo, y así no se puede enfrentar uno con eficacia a un problema trascendental. Una de las situaciones más peligrosas en el ser humano es la de perder conciencia de su realidad, de su identidad. Cuando uno no se identifica con su esencia y no puede definirla, pierde fuerzas para superar situaciones complicadas.
Por eso hay que estar conscientes del “yo soy”, es decir, usted, un ser único, irrepetible, íntimamente conectado con su fuente vital que es Dios y con toda la realidad, hecho a imagen y semejanza de quien es el “Yo soy el que soy”. Ese núcleo personal íntimo, el “yo soy”, es inmortal, es sólo suyo y tiene su raíz en la infinitud de un Dios que es “el mismo ayer, hoy y siempre” y que por pura gracia de “quien todo lo puede”, lo ha creado a usted para entrar en comunión con Él. Por su misericordia divina heredará el cielo y estará para siempre con Él. No se olvide de su esencia más profunda. Usted es un “yo” real, perfecto en su esencia, que tiene que desarrollar todas sus potencialidades y que no depende de lo externo para reafirmar quien es. Una táctica de “las tinieblas”, es la de arrancarle la conciencia de su misterio más profundo y de hacerle creer que usted es un ser impersonal, sin valor ni trascendencia alguna.
¿Y quién soy yo? Jesús pudo enfrentarse a los ataques más terribles de todos los poderes de su tiempo, políticos, económicos, religiosos y aún a la incomprensión y abandono de sus discípulos, gracias a la claridad de su conciencia sobre su dignidad divina y humana. El sentirse enviado por el Padre, el saber que cumplía una misión sagrada, le dio fuerza para resistir. El ser atacado por sus adversarios llamándolo Belcebú, príncipe de los demonios, o ser tratado como un revoltoso, demente o iluso, creó confusión en la gente pero no en Cristo; el mismo Satanás, en las tentaciones del desierto, quiso confundirlo intentando crear en Jesús sed de poder y así hacerlo caer en la trampa: “Si me adoras, te daré todos los reinos del mundo”…Pero Jesús sabía quién era. Jesús tenía clara su identidad de hijo de Dios Padre, enviado para salvar a la humanidad, fundador de la Iglesia, constructor del Reino, de la civilización del amor. Resistió a esas tentaciones y nos hizo ver que con El podemos superar cualquier trampa de las tinieblas.
Así como sea su autoimagen será su autoestima. El que tiene clara su realidad y se aprecia, se valora, estando seguro de quien es, tendrá así mismo una autoestima positiva. ¿Qué clase de autoimagen tiene usted? Si se cree producto de la casualidad cultural y genética y que nació aquí porque sí y su vida no tiene el sentido correspondiente, está usted mal. Si cree que es un número más de esta sociedad consumista, donde solamente cuenta para comprar cosas, pagar impuestos, o ser miembro de un clan político o social, esto lo llevará a una despersonalización que lo hará objeto de manipulaciones de fuerzas externas. Si usted depende del criterio de los demás para saber quién es y se deja definir por otros está perdido. Al final de cuentas, definir su ser más profundo será tarea suya, habiendo sido iluminado por el Señor y escuchando enseñanzas de quienes tienen autoridad para guiarlo. No todo el mundo puede ser su maestro.
Al mundo no le interesa que usted sea consciente de quien es. El interés de despersonalizarlo y hacer de usted un ser “gris”, que es incapaz de definirse como persona y sin ideales, es para que usted sea un fácil instrumento de cualquier ideología política, dictador de turno, moda degradante, vicio predominante, grupo de poder o creencias de adivinos y hechiceros. Mientras menos conciencia tenga de su “yo interior”, de su relación con Dios y del poder que el Señor tiene, más será propenso a dejarse manejar por supersticiones basadas en falsas influencias de estrellas, amuletos y lecturas de cartas. El único poder auténtico es el del Señor con quien usted será invencible.

JOSÉ EDUARDO Y SU HIJO

Había intenso sol y el ambiente pesado en esa ciudad industrial y en un banco mucho movimiento y un ser malo y astuto vigilaba a dos hombres...