miércoles, 7 de octubre de 2020

HAY QUE RESISTIR.


Sí, en la vida hay que resistir inconvenientes que aparecen, cambio de planes, fracasos, obstáculos de toda clase. Las cosas no salen muchas veces como uno quiere. Uno no es la medida de todas las cosas ni el centro del universo. Hay muchos factores que influyen en la marcha de las cosas, y uno no puede controlar todo, y muchas veces casi nada. Uno puede responder de sus acciones, de poner todo lo posible para que resulten las cosas, pero hay otras causas que influyen en los resultados. Cuántas veces los campesinos han tenido una siembra muy buena, y casi al final, cuando ya está la cosecha a punto, una tormenta, lluvias intensas echan a perder el trabajo de meses. Y así todo en la vida. Y por eso hay que aprender a resistir, aguantar, seguir adelante, decirse a sí mismo: “vamos a intentarlo de nuevo. Otra vez será mejor”. Llenarse de paciencia, no perder la esperanza y continuar. 

Detrás de un triunfo hay muchos fracasos, empezar de nuevo, corregir la marcha, ensayar otras estrategias. Un verdadero campeón no es persona super dotada, sino alguien con metas claras, persistencia, aguante, capaz de soportar muchas cosas, que tiene mucha esperanza, ilusión a flor de piel, ganas de vencer, con mucha fe en Dios y en sí mismo. Es persona con una visión clara de lo que quiere, y un intenso deseo que se cumplan sus metas. Y con un sentido realista de la vida: las cosas no saldrán como uno quiere, como estaban previstas, sino de otra manera, pero siempre algo bueno saldrá. Y la victoria está en haber emprendido el camino, en haber luchado hasta el final, aunque los resultados no fueran los esperados. Ese campeón se cae y se levanta, y así sucesivas veces. Está siempre en batalla. Siempre haciendo algo positivo.

El verdadero campeón no está comparándose a otros, viendo en aquellos sus éxitos, y en él sus fallos y caídas. Sino que sabe que detrás de cada triunfo auténtico hay lágrimas, dolor y mucho sacrificio. Es consciente de que es persona limitada en muchas cosas, pero con grandes valores, cualidades muy buenas, con carismas y dones que da el Señor para realizar en la vida proyectos que ayuden a que la humanidad mejore, en el radio de acción en que pueda actuar. El campeón auténtico sabe que no lo sabe todo, y por eso consulta, pide consejos, aprende de otros. Por tanto es humilde y busca la sabiduría. Y ésta viene de Dios, por lo que es persona creyente y de oración, y pide al Señor la fortaleza y la iluminación.

Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.

JOSÉ EDUARDO Y SU HIJO

Había intenso sol y el ambiente pesado en esa ciudad industrial y en un banco mucho movimiento y un ser malo y astuto vigilaba a dos hombres...