miércoles, 24 de febrero de 2021

DEBES SER AGRADECIDO.


Aún con mil dificultades debes ser agradecido. Mira, fuiste creado de la nada y a imagen y semejanza de Dios. Por eso cuando Dios te mira, se ve así mismo. Claro, él tiene atributos infinitos, lo tuyo todo es creado y limitado. Pero eres vivo reflejo de lo que Dios es. Al ser redimido con la sangre de Cristo, Dios te adoptó como hijo, y te trata como al mismo Jesús, y te ama como al mismo Cristo. Eres hijo de Dios, coheredero con Cristo del cielo mismo, o sea de Dios. Vivirás con él para siempre. No hay muerte eterna para ti. No existe un final triste en tu vida y una desintegración. No, más bien tu final será de resurrección y glorificación, de plenitud, de felicidad en el cielo. Verás a Dios y estarás con él para siempre. No sufrirás, no llorarás, no tendrás preocupaciones en el cielo, no tendrás ninguna dolencia física, ni emocional, o sentimental, ni espiritual en la eternidad. 

Cristo dijo que él te tiene preparada una morada celestial en el cielo. Y la garantía suprema de que irás al cielo es la muerte redentora de Cristo. El pagó el precio del rescate. Ya estás siendo salvado. Sólo el mal uso de tu libertad, la decisión de no querer estar con Dios, podrían impedir que fueras al cielo. Las puertas están abiertas, pero tú puedes decidir no querer entrar en el cielo.

Debes ser siempre agradecido. Recibes continuas bendiciones del Señor. Eres iluminado, protegido, perdonado, amado por el Señor. Él siempre te da otra oportunidad. No se cansa de buscarte, atraerte, tenerte a su lado. Tiene paciencia infinita contigo. Y te conoce totalmente; hasta el número de cabellos que tienes. Sabe la frecuencia de tus latidos, el ritmo de tu respiración, tus pensamientos, deseos, preocupaciones, angustias. Todo lo sabe de ti y le interesa todo lo tuyo. Está siempre pendiente de ti. Y quiere que realices la misión que él te encomendó: ser alabanza de su gloria. Seguir el camino de la santidad. Amarlo a él con todo tu corazón, tu alma, tu mente, tu ser y al próximo como a ti mismo. Y que seas una persona que desarrolles los dones y carismas que él te ha dado. Que trabajes en la tierra construyendo el Reino de Dios.

Debes ser agradecido porque estás vivo, y tienes la oportunidad hoy de alabar su nombre con la oración que es tan importante. Eres templo de Dios y él habita en ti siempre. Por eso detenerte y hablar con él es algo maravilloso. Hazlo siempre que puedas. Además de la vivencia de los sacramentos y la lectura de la Palabra.

Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.

jueves, 18 de febrero de 2021

JESÚS NUNCA CLAUDICÓ.


Jesús fue tentado por el diablo para que abandonara su misión. Que hiciera otra tarea, fácil, exitosa, pero aliado a Satanás. Jamás cayó en ninguna tentación diabólica. Jesús fue tentado por los fariseos y demás miembros de la casta religiosa reinante para que se acomodara a ellos, y Jesús jamás aceptó sus ofertas. Hubiera sido un servil predicador de la ley y tradiciones judías, hubiera vivido muchos años y sin problemas Jesús fue tentado por el Imperio para que abandonara su camino y jamás lo hizo. Solo con hacerse amigo de Herodes o de Pilato y haber predicado en favor de ellos se hubiera salvado. Al no aceptar nada de ninguno de los poderes de su tiempo, Jesús fue amenazado por los fariseos y sacerdotes judíos, perseguido y calumniado por ellos, y jamás dejó la misión que Dios Padre le había encomendado.

Jesús sabía que le esperaba la muerte si no hacía lo que el Imperio le mandaba, y nunca dejó de seguir su camino. Nunca adoró al César. Jesús fue tentado por sus discípulos para que no siguiera predicando de esa manera ya que lo podían matar, y él jamás aceptó esos consejos. Jesús fue abandonado por muchos de los setenta y dos discípulos porque rechazaban su mensaje de comer su cuerpo y beber su sangre y Jesús siguió adelante. Fue abandonado en el momento supremo de su pasión por sus discípulos y hasta traicionado por dos de ellos, y Jesús siguió adelante.

Jesús fue siempre fiel a su misión, fiel a Dios padre, a sí mismo y a la humanidad. Su integridad fue total y su decisión radical, seguir hasta el final. Cristo era de una sola pieza, y por eso fue llamado la piedra angular. Jesús es nuestro mejor modelo sobre la fidelidad. De hecho no hay obra grande que se haga si uno no es fiel al ideal que lo mueve. Todo lo que permanece en la historia se ha realizado gracias a la fidelidad de los que lo han realizado. La fidelidad implica un sacrificio muy grande. En el caso de Jesús hasta dar la vida. Y esa fue la prueba clara de que creía en su misión, amaba la realización del Reino de Dios en la tierra y la tarea sublime de salvarnos.

Muchas obras se vienen abajo porque no hay fidelidad a la misión encomendada. No hay perseverancia ni aguante. No se quiere pagar el precio por cumplir la misión: sacrificio, esfuerzo, sufrimiento, desgaste, incomprensión, dejar inclusive lo bueno por lo mejor. Se quieren hacer las cosas siguiendo el atajo de lo fácil, lo cómodo, la trampa, el engaño. Así no se va a ningún lado.

Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.

JOSÉ EDUARDO Y SU HIJO

Había intenso sol y el ambiente pesado en esa ciudad industrial y en un banco mucho movimiento y un ser malo y astuto vigilaba a dos hombres...