sábado, 9 de abril de 2022

SEÑOR, ESTAMOS EN COMUNICACIÓN CON TODO.


Señor, me he dado cuenta de que no estoy solo. Desde que me levanto comprendo que mi conexión con las personas se remonta más allá de mi espacio y tiempo. La cama que arreglo tiene sábanas hechas por muchas manos de gente pobre asalariada de Indonesia. Y el tejido viene de lana de ovejas de Australia. Y que la ropa que tengo está hecha en Honduras con material que mandaron de Estados Unidos y que al rezar en la capilla me siento en bancos de madera de montañas españolas y que las manos que los tallaron son de hace tres siglos, de vascos de vieja estirpe. Y que al desayunar el café que tomo fue sembrado y cosechado por campesinos colombianos, trasladado en barcos holandeses que pasaron por el canal de Panamá y que el pan nació del trigo de pueblos de Castilla y allí molido y traído en camiones valencianos. El libro que estoy leyendo fue confeccionado en China, su autor es alemán y el traductor argentino. Estamos en un mundo inter relacionado.

Señor, y yo mismo vengo de un hombre y una mujer que a su vez vienen de Europa y América, y que de niño hasta hoy he sido educado por maestros de varias naciones y que si aquí estoy es porque vivo de la influencia de costumbres, tradiciones del país donde nací y ahora recibo la cultura del país donde resido. Y que si voy más atrás me veré comunicado por mis células a una cadena humana que lleva hasta el inicio de la creación del ser humano. Y más allá todavía conectado con la naturaleza, desde la primera gran explosión, que se extiende por la tierra hasta el confín del universo. No estoy solo.Vengo desde muy lejos y más allá de todo esto están las manos creadoras tuyas que hicieron lo que hay y lo sostiene.

Pero no solamente porque me hiciste estás presente, sino porque tú estás detrás de todas las personas que he mencionado, y de los alimentos que consumo y del aire que respiro. Tú estás en todo y todo vive gracias a ti. Porque eres Padre creador, Verbo encarnado y Espíritu Santo, tu presencia se siente en todo lo que me rodea, por lo que todo tiene un sentido, un por qué y tiene algo de sagrado. Por tanto todo lo que existe merece nuestro respeto, ya que vives en todo. No podemos agredir la naturaleza y menos al ser humano, porque profanamos tu presencia y nos convertimos en tus torturadores. Señor, ayúdame a vencer mi ignorancia, tomar conciencia de que tú estás en todo, en mí y que yo no estoy solo. Amén.

Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

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