¿Por qué la oración? Porque es como el aire que respiro, es la conexión vital con Dios, la manera en que nos encontramos, nos escuchamos, intercambiamos el amor que nos tenemos. Claro, en Dios es el amor pleno, absoluto, incondicional, puro, sin nada que reservar, y en el caso mío, un amor pequeño, inconstante, débil, cambiante, aunque nace del alma. La oración es el aliento divino que insufla mi ser, y me da vida. Me hace sentirme persona, que estoy vivo, que soy alguien para ese que es el Todo, del que proviene todo lo que existe.
La oración es el estarme quieto pensando en el Amado, en el Dios de todas las cosas, que las fundamenta y las trasciende. La oración es la añoranza del alma que enamorada de Dios lo quiere tener al lado. Es el deseo de tener dentro al Amado Dios y sentirlo. Es la oración el clamor de un alma sedienta de eternidad, de cielo, de plenitud, y que sabe que Dios, la Santísima Trinidad es lo más que grande que uno puede aspirar en la tierra como en el cielo.
La oración es el gemido del alma que se siente sola, desprovista de protección y que busca el poder Divino, la presencia providencial del Señor, para sentirse segura. Es la oración el ansía de encontrarle sentido a todo, la aspiración de la creatura que busca el reencuentro con su hacedor, volver a la casa del Padre, de dónde venimos. La oración es el escuchar el latido del corazón divino, del Dios santo, que suspira por nosotros, que nos ama con todo su ser, y que responde diciéndole Amén, te amo Señor, gracias, soy todo tuyo Dios mío.
La oración es el lamento de un alma arrepentida de haber pecado y que suplica a Dios ser perdonada. La oración es el dejarse abrazar, comprender, perdonar, amar aún y a pesar de todo, de un Dios que nos ama al extremo que el Padre entrega a su Hijo a la muerte, derramando su sangre en la cruz por nuestra salvación.
La oración es el canto de un alma enamorada y agradecida con Dios que quiere decirle que lo ama, que está agradecida, porque sabe que son inmensas las bendiciones recibidas, tanto el haberle dado la vida, los carismas, las iluminaciones, el perdón de los pecados, como todo el amor que Dios le ha brindado. La oración es la acción natural de un alma que siente que sin Dios no puede vivir, que sin El nada tiene sentido, y por eso lo busca. Toda persona que quiera vivir plenamente sabe que necesita la oración.
Por Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f
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