miércoles, 11 de agosto de 2021

CUIDADO CON ESOS RICOS

El rico que condena el evangelio no es el que tiene tantísimo dinero, sino que el que poseyendo muy poco o muchísimo, sean ocho vacas o un millón de hectáreas de terreno quita a Dios de su trono y pone aquello en lugar primero. Porque no irá al cielo el que se arrodilla ante este efímero mundo, así como no es posible que pase por el ojo de aguja ningún camello. Y el signo de que es un idólatra es que guarda para sí su gran tesoro y no comparte lo que tiene adorando su becerro de oro, girando siempre en torno, contando y besando su patrimonio, rezándole a sus bienes azuzado por el mismo demonio. Y si es mucho lo que posee alardea de todo lo que tiene exhibiendo con orgullo y afán de humillar a otros sus bienes, restregándoles en el rostro a los que están en pobreza lo que se podría promover en caridad y empleos, su tanta riqueza. Que vine de viaje, que voy de viaje, que compré esto de marca, que vengo de Miami con nuevos trajes, que tengo el auto de lujo, la vajilla de oro más hermosa, diamantes y perlas, que lo juro, tengo más riqueza que lo que tu imaginación abarca. Que tengo zapatos finos, más de cincuenta los pares, la casa de playa, la mansión y el yate donde cruzo los mares, y como en lujosos restaurantes los manjares, los más ricos y caros.

Y lo digo, a mí los pobres me importan diez mil carajos. Que uso relojes de treinta mil dólares y ricas pulseras además de collares de diamantes y perlas, y mis vestidos son de última moda traídos de Francia para mostrar a quien quiera, que somos de estirpe, mejores que cualquiera. Y tengo acciones en buenas empresas, mucho dinero en bancos y compro propiedades, cada día soy más millonario y viajo por muchos lugares y mis muchos bienes los adoro, me embelesan. Que en este mundo vale el que tiene y mientras más tenga más lo respetarán y te harán muchísima reverencia. Tonto, dice Jesús, ¿y si esta noche Dios de sorpresa te llama donde quedará todo lo que tú como avaro con afán acumulas, acaso lo llevarás al eterno viaje en cien camellos y cuarenta mulas, lo que hay en tus inmensos graneros si has perdido el alma? Vete, dice Jesús, adonde el crujir de dientes porque tuve hambre y siendo yo Lázaro no me diste de tu mesa las sobras ni aún las migajas. Vete como el rico Epulón al fuego ardiente donde el voraz y fiero enjambre de alimañas como pirañas te comerá sin cesar tus podridas entrañas, mientras te cueces y te quemas con fuego y azufre para siempre porque a nadie por tus malignas obras en el juicio final engañas, condenándote el egoísmo a estar en el infierno por tus patrañas.

Pero si el rico lo que tiene generosamente lo comparte, y crea empleos y da salarios justos combatiendo la pobreza, y es capaz dar de su dinero a los más pobres una parte, que el Señor lo bendiga con más bienes y más riqueza para que siga haciendo el bien acabando la miseria. Que la riqueza bien habida que da con generosidad, ojalá sea multiplicada para hacer más bien en toda necesidad, convirtiendo el vil dinero en puente para la eternidad. No es el tener dinero lo que te condena, sino como lo tuviste y como lo empleas, que si eres honesto y lo usas con amor para generar trabajo y promover un mundo nuevo, ojalá tengas mucho más y que seas muy rico con un corazón humilde y mucha caridad. Que hay ricos honestos, trabajadores incansables que generan en el mundo riqueza invirtiendo a caudales su dinero y haciendo múltiples empresas que matan el hambre de la gente dando trabajo a millares. Y mujeres con mucho dinero pero que mantienen como estandarte su dignidad y su elegancia, su sencillez y su buen porte, siendo generosas con los más pobres compartiendo su tiempo y bienes, repartiendo con generosidad lo que les ha venido por el trabajo honesto con la indigente humanidad.

Fuente: Libro CLAMOR ENTRE LLAMAS
Autor: Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

JOSÉ EDUARDO Y SU HIJO

Había intenso sol y el ambiente pesado en esa ciudad industrial y en un banco mucho movimiento y un ser malo y astuto vigilaba a dos hombres...