Primero, debe tomar conciencia de que muchas veces usted es su peor enemigo. Usted se bloquea e impide desarrollar sus potencialidades. Usted desconfía de sí mismo y se hace cuestionamientos como: “Acaso podré hacer eso. Mejor ni lo intento, no sea que haga el ridículo”. No tiene usted el menor respeto con su propio ser. Es normal el maltratarse con expresiones como : “¿Por qué habré nacido, si no sirvo nada más que para fracasar?”. El bloqueo mental suyo pone en duda su derecho a vivir, a desarrollarse y más de una vez se ha sorprendido diciéndose: “No me merezco nada, ya que yo en el pasado hice esto, esto y esto”. El complejo de culpa la martiriza y prácticamente lo hace fallar para castigarse. Probablemente usted sigue escuchando voces en su subconsciente de personas que de niño lo ofendieron llamándolo “Burro, estúpido, no sabes hacer nada”. Allí quedó eso grabado, con más intensidad mientras más fuera significativa la persona que lo agredió: papá, mamá, abuelo ,tía, maestra, etc. Lo que pasa es que esas voces ya las hecho usted suya y se cree lo que oyó. Pues bien, si usted es su peor enemigo, comience a reconciliarse con su propio ser. Para eso localice de donde viene la agresión. Es de su yo frustrado, triste, agonizante, que ha sido tantas veces golpeado, que solamente busca maltratarse porque no cree en su bondad. Ese yo pequeño, ruin, cobarde y vengativo, no se da cuenta de que no es el real, que está ciego y que no ve la verdad de su persona. Usted fabricó ese “yo” falso. Su yo, el real, es superior, magnífico, deslumbrante, lúcido, sabio, fuerte. Y es que usted está hecho a imagen y semejanza de Dios. Su esencia es buena, por lo que para eliminar a ese enemigo que lo agrede tanto, no se crea lo que dice es yo raquítico y mentiroso y reafírmese en su conciencia de un yo que es puro, radiante, bueno, amoroso, pacífico y que refleja desde su humanidad la belleza y grandeza de Dios. Para eso le pido que se conozca de verdad a usted mismo, que se purifique de aquello que lo mancha, esas malas intenciones y acciones que son consecuencia de la falsa visión de su ser y comience una nueva vida. De hecho así como uno se ve actúa.
Segundo, reconozca que Dios lo ama incondicionalmente y por eso su referencia más importante sobre quién es usted está en Dios, en lo que El sabe de usted. Sepa que Dios lo ama infinitamente y que la sangre de Jesucristo derramada en la Cruz fue por usted, por lo que el valor suyo se hace infinito. El Señor Padre en Cristo lo adoptó como hijo y tiene como herencia el cielo. Usted es alguien sumamente importante para Dios.
Tercero, no se compare con nadie, porque nunca ha existido ni existirá nadie como usted. Es bueno tener personas que sean ejemplo y modelo en algún comportamiento especial que lo animen a usted a seguir adelante, pero sin sentirse inferior a esas personas. El más grande modelo y el mejor camino es el Señor Jesucristo.
Cuarto, póngase metas altas en su vida que tengan posibilidad de realizarse y sepa prepararse bien para cumplirlas. Crea firmemente que puede realizarlas. Reduzca totalmente su complejo de inferioridad sin dejar de ser realista. Le pido que se trate con respeto, dedicando tiempo a su crecimiento personal, y para eso qué bueno es el silencio y la soledad para meditar en su grandeza interior, la oración para que el Señor lo ilumine, sabiendo que El todo lo hace bien hecho, y usted es criatura que viene de El y con su Padre Dios usted es invencible.
Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.
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