domingo, 26 de abril de 2020

SEÑOR, AYÚDAME CON MI ANSIEDAD.


Sentir miedo ante posibles y reales amenazas es normal y hasta es bueno. Porque el miedo te pone en alerta y te mueve a evitar los peligros. El miedo a perder el empleo, a perder la salud, que se queme tu casa, que tengas un accidente en la calle. Entonces, ante los miedos es bueno hacer un análisis de las amenazas y prevenir a tiempo. Por poner un par de ejemplos, hacer ejercicio y seguir dietas para evitar una enfermedad, o comprar un extintor y cuidar que no haya alambres pelados que ocasionen un fuego en la casa. Pero la ansiedad es una sensación de miedo ante una amenaza no identificada, algo que te va a hacer un gran daño, sin saber cómo ni cuándo. En la ansiedad entran factores irracionales y emocionales que ocasionan más estrés. Hay como una sombra que te acompaña y ocasionará un desastre. La angustia viene cuando somatizas esa ansiedad y sientes el pecho apretado, o dolor en la garganta, o temblor en las manos. Cuando esto ocurre es mejor buscar en lo posible la ayuda de un psicólogo y cuando se complica más el asunto, un psiquiatra.

Pero hoy haremos oración y aplicaremos los remedios espirituales para calmar nuestra ansiedad y angustia. Creo firmemente que Cristo es el médico del alma, y le gusta sanarnos, más nuestro yo interior que nuestro cuerpo. Y eso es porque si estás sano en tu alma, tu cuerpo recibirá los beneficios de esa salud y estará mejor. Y claro que también sana el cuerpo y maravillosamente, pero no siempre, ya que es normal que se vaya deteriorando con la edad y de algo tengamos que morir. Pero en cambio, no quiere que nunca nuestra alma esté enferma, y menos de gravedad.

Señor, te presentamos nuestros miedos y te suplicamos que nos protejas, y que aprendamos a cuidarnos. Pero queremos sobre todo presentarte nuestra ansiedad y angustia. Esto que nos atormenta continuamente. Señor, arranca de nosotros esa sensación de peligro irracional que nos acompaña y nos perturba. Esto que nos hace daño en el alma y también afecta nuestro cuerpo. Pon tu mano divina sobre nosotros y calma nuestra ansiedad. Que sepamos con certeza que tú nos proteges, que tú nos cuidas. Que no estamos solos. Que tú estás con cada uno de nosotros. Que nos amas como hijos tuyos que somos. Queremos Señor descansar en t y sentir que eres Padre amoroso y misericordioso. Que tienes todo el poder y la gloria. Te pedimos todo eso oh padre en nombre de tu hijo Jesucristo quien dio la vida por nosotros en la cruz, amén.

Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.

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