Todos llevamos dentro del alma un ángel y una bestia, y todo depende de a quién alimentemos para ser un santo o un espantoso demonio. Si quieres hacer con el mal tenebroso un matrimonio, alimenta con malos pensamientos y deseos al monstruo con envidias, resentimientos, rencores y odios, para que la bestia enjaulada crezca y se haga perversa. Añade pornografía y lecturas insanas y así tendrá más fuerza para doblegar tu voluntad y hacer de ti un sinvergüenza. La bestia se hará indomable si le echas malos hábitos y vicios, mucho licor y drogas, para hacer crecer su vientre odioso.
Y si ves cómo crecen en el mundo las tinieblas, la violencia, injusticia, la marginación y exclusión, el racismo y toda degradación, es porque se alimenta la bestia de todos con la soberbia, el egoísmo, el clasismo y la ambición. El pan y circo de muchos, el fatuo entretenimiento de canciones inmorales y burdos ejemplos de artistas, caricaturas de hombres, gente depravada que seducen a jóvenes con sus vidas maltrechas, llevando a muchos a vivir destrozadas existencias. Gran tragedia de este mundo pobre en humanidad, donde se dan las guerras más crueles, matando a millones por odios, codicias, racismos, acabando con generaciones de jóvenes en brutal imbecilidad.
Cómo se vierte la basura del primer mundo en las mentes de tantos incautos, eliminando de sus corazones toda bondad con burda malicia, en ideas y comportamientos inmundos, alimentando a la bestia que tenemos en el alma y que crece personal y colectivamente con ansias de acabar destruyendo todo lo bueno que Dios ama.
Hay gente que vive hipnotizada, caminando programada por la bestia que está en el alma. Actúan como salvajes haciendo daño a mansalva, cometiendo tantos ultrajes, como sicarios, violadores, traficantes de droga, Deforestadores sin escrúpulos, peor que animales en la selva inhumana, donde la gente va armada de leyes injustas, trampas, sobornos y amenazas, y vence el que más tiene y el que más mata.
En cambio si el ángel que está en tu alma alimentas con buenos pensamientos y principios, con deseos sanos y buenas acciones, con oración y viendo como hermanos a los que encuentras por encima de credos y razas, y te arrodillas sólo ante el Dios bueno y santo y lo amas, sin caer en idolatrías y con amor abres las manos para dar sin esperar recompensa, entonces el ángel que hay en ti crecerá y serás santo.
Y así en la vida evangelizando y transformando corazones vamos cambiando el mundo, creciendo el ángel en cada uno y sumando gente renovada que viva de Dios sus dones, y la civilización del amor se hará presente y el Reino de los cielos se extenderá en el mundo, en todos los rincones.
Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.
Muy cierto lo que expresa el Padre Rómulo. Aunque hayamos aceptado a Jesús como nuestro Salvador y Señor, aún tenemos en nosotros la naturaleza a´de Adán, que no arrastra hacia el mal. Es una batalla; pero la podemos ganar alimentando al Ángel.
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