miércoles, 20 de febrero de 2019

UNOS CUANTOS CONSEJOS.


No llores por la leche derramada, si lo que se perdió no se puede
recuperar, porque hay que olvidar lo que ya no tiene remedio y seguir
adelante, porque la vida es bella mientras esté Dios. No estés mirando
siempre para atrás, lamentándote por lo que ya desapareció, echando la
culpa siempre a terceros de aquello que ya no está, porque te amargas el
resto de tu vida y se te escapan las mil nuevas oportunidades para
realizarte de una manera mejor. No es cuestión de tener mucho, o de
acumular fortunas, sino con lo que tienes buscar ser tú una persona más
plena y capaz.

Hay toda una vida por delante, con muchas cosas que realizar, y ya sabes,
se cierra una puerta y otra se abre mejor. Al mal tiempo buena cara y si
llueve, aprende a danzar con la lluvia, y a usar un mejor paraguas porque
la tormenta por tu cuenta no la podrás parar. Aprende a aceptar lo que
no puedas controlar como inevitable y a manejar lo que puedas influir con
tu persona y herramientas particulares. Estas son tu inteligencia,
voluntad, sentimientos, emociones, cultura, educación, fe y tu capacidad
para buscar esa armonía interior necesaria.

Vive tu presente, porque ahí encontrarás la serenidad necesaria, la paz
mental para ver mejor las cosas. Mira el futuro con optimismo y por
supuesto con gran fe. Estás en manos de Dios. No permitas que los
fantasmas mentales te invadan el cerebro y creen películas de terror y te
paralicen con miedos. Ya sabes ese dicho antiguo pagano: “cuando los
dioses quieren destruirte, te enloquecen”. Los miedos provocan zozobras
mentales y emocionales.

Trata de ver siempre en cualquier cosa lo positivo. De todo mal se puede
sacar algo bueno y Dios todo lo hace y permite para bien de aquellos a los
que él ama. Busca los buenos consejos y para eso intenta rodearte de
personas sabias, prudentes, y positivas. Si no tienes más remedio de
convivir con alguien negativo, intenta que no influya negativamente en ti,
sino más bien sé tú el que lo ayudes a ver la vida de manera positiva. No
te canses de hacer el bien y sin mirar a quien. Conserva la humildad para
seguir aprendiendo de todos y de todo. Echa fuera toda soberbia y
orgullo.

Recuerda que sólo se vive una sola vez y luego la eternidad. Por eso
valora todos los días de tu vida, aprovechando todo momento para hacer
el bien. No pierdas tontamente el tiempo porque es oro y cuando se fue
no vuelve más. Y no te olvides que con Dios eres invencible.

por Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.

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