viernes, 6 de septiembre de 2019

TODOS PERTENECEMOS A UN TODO MAYOR



Si nos fijamos bien, todos somos parte de una familia, de una comunidad, de una ciudad, de un país, de una región, de un continente, del planeta tierra, del universo. No estamos solos, no nacimos solos, no caminamos solos en el mundo. Es una ilusión falsa pensar que somos cada uno un ser único, sin relación con nada y con nadie. En este planeta respiramos el mismo aire, nos calienta el mismo sol, y tenemos todos por igual que experimentar el movimiento de rotación y traslación de la tierra girando
en torno al sol, y vivimos dentro del sistema solar, que a su vez pertenece a una galaxia y a su vez a un universo que sigue expandiéndose. 

Todos dependemos de todos y lo que ocurre en China tiene influencia en Europa y a su vez lo que pasa en Francia repercute en la India y lo que se vive en Estados Unidos tiene impacto en el medio oriente y así, cada país tiene a su manera, una influencia en otros. Todos los países y regiones tienen influyen de muchas maneras en los demás. La avaricia de los países del primer mundo, acaparando gran parte de la riqueza del planeta es causa en parte el atraso tan terrible de los países pobres. Igual pasa con la riqueza que hay en muchos países, que está en pocas manos, afectando el desarrollo de los pueblos. Todas las guerras, sobre todo las mundiales, han afectado la vida, economía y relaciones internacionales de muchos países.

Lo que sucede con la deforestación en el Amazonas impacta en el cambio climático del mundo. La contaminación atmosférica de las grandes ciudades con los gases que emiten las grandes fábricas y la combustión de los automóviles afecta al calentamiento global. La suciedad que hay en los océanos por el plástico repercute en la muerte de millones de peces y en el empobrecimiento alimenticio de los mares. Somos parte de un todo, ciudadanos del mundo. Nuestra casa común es el planeta tierra, y solo en la medida en que tomemos conciencia de esto, podremos salvar al mundo. No estamos solos. Aunque cada persona es alguien irrepetible y singular, con características propias, no es un ser aislado ni autosuficiente. Depende del todo.

Y por encima de todo esto, somos parte de un Todo Trascendente, Dios uno y Trino, que existimos porque Él nos creó y nos mantiene vivos, un Dios que sostiene el universo entero, y que nos hizo hijos suyos. Somos creaturas, no somos Dios, pero somos, existimos y nos movemos dentro de Él y si estamos en comunión con Dios, nos llevaremos bien con todo lo creado. Debemos estar en comunión con todo. No estamos solos.

Monseñor Rómulo Emiliani c.m.f.

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