¡La amistad es un gran tesoro! No se puede vivir solo en la vida.
Es necesario tener amigos, ya que nos enriquecen con su personalidad, sus consejos, su apoyo en momentos difíciles y son compañía en ese caminar hacia la Patria prometida, el Cielo. Hoy le daremos doce pasos para ayudarle a conquistar y mantener buenos amigos:
1. Sepa escoger bien sus amistades, ya que al final tendrán una gran influencia en nuestras vidas, tanto para el bien como para el mal. Por eso observe bien a la persona con la cual podrá entablar una relación más íntima. Observe sus cualidades y virtudes. Si está envuelto en una telaraña de maldades, habituado a algo dañino, aunque parezca bueno y amable, téngalo como un conocido, pero no como un amigo. Se paga un precio trágico muy alto cuando se tiene una amistad que lo lleva a uno al desastre. Ahora bien, cuando ya escogió, sepa ser una persona abierta y acepte a las personas con sus cualidades y defectos. Nadie es totalmente perfecto, ya que todos estamos en un proceso de crecimiento. Tenga una apertura con los demás. Acéptelos con sus defectos y virtudes y ayúdelos a superarse. Valore entonces una buena amistad y contribuya a acrecentar los lazos de unión, pero sin apresurar los pasos, ya que la confianza se gana poco a poco.
2. Sea accesible en el trato. Nunca demuestre una postura de superioridad, ni por su cargo, ni por su posición social con sus amigos. Todos somos esencialmente iguales, diferentes en nuestras funciones. Sea asequible, humilde y sencillo. Tenga un corazón abierto para con sus amigos.
3. Demuestre siempre interés por lo que ellos quieren comunicar. Una persona que atiende a otra con respeto y atención y se concentra en lo que se le quiere decir, se hace agradable y cultiva mejor la amistad. Que el diálogo entre ustedes sea respetuoso, claro, transparente y en lo posible profundo, aunque sabemos que el juego y el buen humor, también acompañan a los amigos.
4. Fuera todo complejo de inferioridad. Nunca demuestre sentirse inferior a los amigos. Sienta que usted vale mucho, que tiene mucho que dar y mantenga la confianza en sí mismo. Si el otro no aprecia lo bueno que usted es y tiene, no merece su amistad.
5. Si al conversar con sus nuevos amigos llegan temas impropios o inmorales, rechácelos y en última instancia evite esa amistad porque lo empobrece en vez de enriquecerlo. Las formas demasiado familiares en el trato no son convenientes en la amistad. Con el buen amigo hay que mantener una sutil distancia para evitar lo que se llama la ofensa por “excesiva familiaridad”. Es importante que usted sepa corregir esto desde el principio. No dé una imagen de ligereza porque con el tiempo le faltaran el respeto. Que desde el principio los posibles amigos sepan quien es usted y de sus principios y valores.
6. Sepa siempre, y eso en cualquier circunstancia, estar presentable en su forma de vestir, en sus gestos, y en su vocabulario. La humildad y la sencillez no están reñidas con la elegancia y su amigo no merece un trato suyo chabacano. Descuidarse en esto puede denotar que usted no aprecia ni respeta a sus amigos. Su imagen debe ser correcta, digna y adecuada. Vestir correctamente no significa tener lujos, sino hacerlo con decencia y limpieza. Su imagen exterior dice mucho de usted; es parte de su personalidad.
7. Hay cosas en su vida que son solo suyas. Allí nadie puede llegar, solo Dios, su consejero espiritual, un psicólogo o alguien de mucha confianza. Nadie puede llegar a las cosas intimas de su corazón, sino después de un proceso de acercamiento, confianza, diálogo y convivencia. No todo el mundo puede ser su confidente. Las verdaderas amistades se someten a un proceso, donde libremente se van abriendo los corazones poco a poco y se van comunicando cosas muy importantes, con la seguridad de que la otra persona no va a andar divulgando lo que se ha dicho en el marco de una gran sinceridad. Un amigo que no sepa guardar un secreto suyo, no es digno de su confianza. No puede ser amigo.
8. Póngase en el lugar del otro. Intente comprenderlo. No haga papel de juez, sino de amigo. Aprenda a escuchar. Eso es lo que hace Dios con nosotros. Repugna que la otra persona haga el papel de “papá” permanentemente y dé consejos a cada rato, regañe y hasta condene al otro.
9. Diga siempre la verdad. Sepa corregir con amor y oportunamente. Un buen amigo dice siempre la verdad, pero con amor, para ayudar a la otra persona a superarse. Además no detiene la marcha de su amigo hacia la cumbre, al contrario lo ayuda y se alegra de sus triunfos. Igualmente sufre con los fracasos de la otra persona y siempre está allí, en las buenas y en las malas, acompañando sin estorbar, sin angustiar.
10. Una buena amistad se mantiene si en medio de ella Dios esta presente. Ore con su amigo. Compartan su fe.
11. Tenga metas en común. Los amigos comparten ideales, luchan juntos, se animan, se ayudan mutuamente para realizar sus metas y nunca detiene al otro en la consecución de sus ideales. Eso sí, cada uno respetando los ideales del otro y sin estorbar su camino
12. Evite discusiones y resentimientos estériles. Sepa perdonar y olvidar.
Amplíe su círculo de amistades y sepa que la amistad es un gran tesoro, que vale la pena cultivar. Jesús dijo: “Ya no os llamo siervos sino amigos”. Además de nuestra relación filial con Dios Padre, cultive la amistad con Jesús que también es nuestro hermano mayor y quién mejor que El Señor con todo su poder para que usted vierta sus preocupaciones y descanse en El. Coloque su dolor, y su frustración a los pies del Salvador y El le ayudara. Jesús es el único en quien hay garantía plena de que le amará, lo comprenderá, guardará sus secretos, y siempre estará con usted acompañándolo en el camino de la vida. Cultive la amistad con El y no se olvide que ¡CON DIOS SOMOS INVENCIBLES!
Monseñor Romulo Emiliani c.m.f.